1) Formar a los usuarios en el uso de la herramienta. En función de la cantidad de módulos contratada por el Cliente y el número de usuarios que utilizarán la aplicación, la formación puede consistir en explicar cómo funciona a un par de personas delante de un ordenador, o enfrentarte a un aula de 15 alumnos, incluida pizarra y cañón. En cualquier caso, es necesario hacer amena la formación. Hacer que los usuarios disfruten con el aprendizaje. Cualquiera puede DAR CLASES… muy pocos pueden FORMAR.
2) Realizar el análisis inicial de la empresa. Al inicio de la implantación, lo habitual es que se realice un análisis inicial donde deberán constar aquellos procesos de negocio críticos que cubrirá la nueva aplicación.
3) Realizar tomas de requerimientos de funcionalidad no contemplada por la herramienta. Un consultor debe ser capaz de detectar y plasmar en un documento aquella funcionalidad crítica para la empresa, que no está cubierta por la aplicación. Esto implica Hacer de “traductor” con el equipo de desarrollo. El consultor debe ser capaz de transmitir lo que el Cliente quiere al equipo que desarrollará la nueva funcionalidad. Para realizar esta labor, suele ser “mejor” aunque no imprescindible que el consultor tenga formación informática.
4) Buscar soluciones, sin desarrollos adicionales. En muchas ocasiones, aquello que parece requerir un desarrollo a medida, puede ser cubierto sin ningún desarrollo utilizando una funcionalidad existente, configurando la herramienta de manera distinta. En la medida de lo posible es recomendable minimizar el desarrollo de funcionalidad a medida, al menos hasta que transcurra un cierto tiempo desde el arranque y se verifique que dicho desarrollo es estrictamente necesario.
5) “Vender” el ERP. Vencer las posibles reticencias de los usuarios. Convencerles. Hacer que “les encante” la nueva herramienta. Vencer su resistencia al cambio. Asegurarse que la herramienta cumple con las necesidades enunciadas por el usuario.
6) Ayudar al Cliente en la definición de los nuevos procesos de negocio. Es lo que se denomina “Reingeniería de procesos”. En ocasiones hay que adecuar sus procesos a los que ofrece la herramienta. Hay que detectar y en la medida de lo posible eliminar los procesos repetitivos y definir.
7) Tienes que estar dispuesto a viajar. Hoy estás en Buenos Aires y mañana en Salta. Además de esta modalidad hoy Internet nos permite hacer implementaciones a distancia sin tener que visitar al cliente.
8) Tienes que tener la mente abierta y no cerrarte a una única forma de hacer las cosas. Cada Cliente trabaja de una determinada forma. No hay mejores y peores formas, solo distintas. Y de cada una aprendes. Hay que sacar lo mejor de cada una y coger ideas. Todas las que puedas. Una solución aportada a un cliente o por un Cliente puede ser perfectamente válida para otro. Cuantas más conozcas, más opciones podrás aportarles y más fácil podrás resolver los problemas que te surjan a futuro.
9) Escuchar. Siempre. Antes de cerrarte en banda, tienes que analizar lo que te están diciendo. Tienes que evaluar lo que te están proponiendo. Antes de decir que no se puede, preguntar.
10) Levantar riesgos. En cualquier punto de la implantación pueden surgir riesgos que pongan en peligro la implantación. Desviaciones en el planning inicial, reticencia o rechazo de la aplicación por parte de los usuarios, reticencia o rechazo hacia el propio consultor, Clientes que no se dejan aconsejar y que pretenden llevar el peso de la implantación sin conocer la herramienta, retraso en la entrega de los desarrollos solicitados, mala calidad en los datos de la migración, desinterés o falta de asistencia de los usuarios a las formaciones, decisiones tomadas de forma unilateral por el Cliente con las que el consultor no está de acuerdo, alta rotación de personal en el Cliente… en fin… todas aquellas situaciones que se dan y sobre la que es necesario informar con el mayor grado de detalle a los responsables de la empresa implantadora.
11) En ocasiones los consultores debemos acudir a las demos preventa con los comerciales para dar respuesta a las dudas planteadas por los Clientes, o para mostrar módulos que los comerciales no conocen.
1. Cotizar implantaciones o realizar presupuestos de implantación.
2. Planificar y definir las fases, recursos y tiempo requerido para la implantación.
3. Realizar el seguimiento de costes y desviaciones del proyecto
4. Formar a nuevos consultores
5. Asignar tareas y realizar el seguimiento a los consultores de su equipo.
6. Realizar el seguimiento de la satisfacción del Cliente en cuanto a la implantación.
7. Realizar los informes de seguimiento del proyecto
8. Planificar y dirigir las reuniones de seguimiento.
1. Problemas políticos o de poder en el Cliente. Jamás entrar al trapo de cotilleos, rumores de pasillo o tomar absolutamente ningún partido por ningún usuario.
2. Hacerse eco de los comentarios negativos de los usuarios contra la herramienta. Estos pueden surgir debido a la resistencia al cambio pero se disipan en cuanto comienzan a usarla.
3. Mentir sobre la funcionalidad que cubre la herramienta.
4. Decir “esto te lo haremos gratis”, a no ser que tenga potestad suficiente y la empresa implantadora le haya dado el visto bueno a dicha afirmación.
5. Poner en duda, o causar incertidumbre al Cliente con respecto al buen término de la implantación.